domingo, 20 de abril de 2014

El Liberalismo y el Perú

El liberalismo una de las corrientes de pensamiento político más importante junto con el socialismo y la socialdemocracia que cambió el mundo en los últimos 200 años se expandió con gran rapidez por los distintos países e influyó en la construcción y el establecimiento de las distintas repúblicas democráticas; pero en nuestro país esta tendencia occidental y casi universal no se llegó a concretar,  ninguna organización política ni élite social lo llevó a la praxis y esto hizo que llegara de manera defectuosa a establecerse en nuestra sociedad.


Es cierto que nuestra independencia es influenciada por el liberalismo después de la independencia de los Estados Unidos y la revolución Francesa, que demostraron la posibilidad de un nuevo esquema de poder en donde se estableciera el estado de derecho, la separación iglesia-Estado, la división y equilibrio de los poderes públicos y la democracia como forma de gobierno, aunque en algunos casos se mantendría la figura del rey con más controles y con respeto a la soberanía del pueblo.

Pero estas ideas políticas no llegan a ejecutarse en América Latina y sobre todo en nuestro país principalmente porque la independencia es dirigida por los criollos, que demostraron su limitación como clase dirigente al luchar por la independencia ante España solo ganar poder político y no por la búsqueda de una sociedad donde todos los ciudadanos sean iguales ante la ley.

Esto desembocaría en los primeros años del Perú en una época caótica con una república dirigida por militares, demostrando el fracaso de la sociedad civil para organizarse y conducir los destinos de la patria, donde se acentuarían el caudillismo y la herencia colonial sería un gran pasivo para nuestra democracia. Recién a finales del siglo XIX surge el Partido Civil como primer intento de dirección para la grave situación de la república peruana; pero que se vería interrumpido por la guerra con Chile, los gobiernos oligárquicos y las constantes dictaduras militares serían obstáculos para que los partidos políticos se desarrollaran en el Perú y que alguno intentara llevar el liberalismo al sistema político, por la oposición sobre todo de sectores conservadores en las primeras décadas del siglo XX.
Con el restablecimiento de la democracia por ciertos periodos, el pensamiento liberal sería tomado por sectores de la derecha peruana pero de manera imperfecta sobre todo centrándose en la parte económica que empezarían a incluirla en sus discursos de manera mínima, partidos como el PPC y UNO en su momento empezaron a utilizar estas propuestas pero más que defender el libre mercado se centraron en la defensa de unos cuantos grupos económicos en un lógica mercantilista de la economía, algo que hasta la actualidad ha identificado a nuestra derecha que se dice liberal pero es liberista como bien señala Sinesio López en unos de sus artículos para de explicar que es ser de derecha en el Perú.

Es recién en la década de los ochenta del siglo pasado que surgiría un esfuerzo claro para construir un grupo político que fuera guiado por el liberalismo político para participar en la democracia que se iba recuperando después de la dictadura militar. Con el movimiento Libertad fundado y liderado por el escritor Mario Vargas Llosa, futuro Premio Nobel de Literatura, se buscaría una renovación política y evitar el impulso de las políticas estatistas del gobierno populista de Alan García. Luego postularía a la presidencia por el FREDEMO (alianza del PPCAP y ML) y si bien es cierto que perdió la elección de 1990 logró influir mediante sus propuestas en el gobierno entrante y detener las medidas y los afanes estatistas de García. Como partido político fracasaría al disolverse tres años después  y no perdurar de manera orgánica en el sistema político, pero su legado sería importante de dos formas:

Primero propició que el pensamiento liberal (o neoliberal), hasta entonces excluido del debate político (dominado hasta entonces por una derecha conservadora y la izquierda más radicalizada), fuera ganando terreno, especialmente entre la clase media.
Y segundo conglomeró además a un importante grupo de personalidades, así como a jóvenes militantes entusiastas, muchos de los cuales destacaron y mantuvieron presencia en la vida pública hasta la actualidad, aún después de la disolución del movimiento, lo que fue un aporte rejuvenecedor para la política peruana. 
Pero este legado se vería minimizado por la crisis de los partidos políticos y de la política como actividad en general que comenzaría en los noventa y sería agudizada por el fujimorismo y su discurso antipolítico hasta la actualidad. El contexto de nuestra sociedad en su conjunto tan proclive a la informalidad y el conservadurismo fomentaron que siempre el liberalismo se vea relegado a las sombras y a un participación marginal.

En la actualidad el balance negativo es para la derecha en su conjunto que sigue defendiendo un mal entendido liberalismo económico que promueve el descontrol empresarial y da más poder a los grupos fácticos que presionan y bloquean al Estado, ha dejado de lado la lucha de las libertades sociales por su gran relación con los movimientos fundamentalistas del catolicismo llevándolos a buscar una unanimidad antidemocrática contraria al lógico pluralismo político. Estos vicios del verdadero liberalismo han sido alimentados a lo largo de nuestra historia por nuestra mediocre clase dirigente que se ha aprovechado por la escasa educación de nuestra población.

En el balance positivo las ideas liberales se mantienen en un pequeño sector de la derecha, pero que siempre es apabullado por la presión de los poderes más reaccionarios de nuestra llamada clase política, y han sido acogidas por sectores de izquierda progresista moderada que cada cierto tiempo confluyen de acuerdo a la coyuntura en una coalición cívica o paniagüista, como la define Steven Levitsky, para juntos defender el cauce democrático y el estado de derecho para nuestra sociedad.

Finalmente el liberalismo de derecha hoy en el Perú se ve encarnado en su magnitud general por el mismo Vargas Llosa, que mediante sus declaraciones funde de voz política para esta corriente de pensamiento y un pequeño grupo de intelectuales y políticos; pero no por un grupo político organizado en si lo que es una grave debilidad para este sector de derecha liberal por así definirla en particular y para nuestra precaria democracia y sistema de partidos en general.