Este 6 de Diciembre, se realizaron las elecciones para renovar la
Asamblea Nacional en Venezuela, que significaron la victoria de la alianza
opositora Mesa de la Unidad Democrática
(MUD). El retraso de 6 horas del anuncio oficial de resultados hacía
presagiar la amplia victoria de la MUD por sobre la alianza oficialista Gran Polo Patriótico (GPP); a pesar de
la desigual campaña electoral, el proselitismo del Presidente Nicolás Maduro y
la ausencia de control por parte del Sistema Electoral.
El primer boletín de resultados se entregó a las 12:30 a.m. del 7 de
diciembre por la presidenta del CNE Tibisay
Lucena, faltando 22 escaños por definir, la Mesa de la Unidad Democrática obtuvo 99 diputados y el Gran Polo Patriótico obtuvo 46 diputados
de la nueva Asamblea Nacional. Con los siguientes boletines dos días después de
la elección la tendencia se impuso, resultando finalmente en que la MUD alcanzó los 112 diputados y el GPP los 55 diputados.
La oposición alcanzó los 2/3 de la asamblea lo que le permite no solo el
control total del nuevo parlamento sino además tendrá a partir del 5 de enero
de 2016 amplias prerrogativas constitucionales para generar cambios en el
sistema político venezolano. Marcando un cambio de época político, luego de 17
años de gobierno chavista y de continuas victorias oficialistas; el gobierno
perdió en número de votos y escaños frente a una persistente MUD.
A pesar que el presidente Maduro
reconoció los resultados adversos, en estas 2 semanas el oficialismo ha
empezado a implementar su plan B ante la derrota: endurecer el discurso,
continuar la polarización y buscar reducir los poderes del nuevo parlamento de
mayoría opositora. La ampliación de sesiones extraordinarias de la asamblea
para aprobar el nombramiento de la Defensora del Pueblo y 13 Magistrados del
Tribunal Supremo de Justicia afines al gobierno demuestra la poca vocación por
la moderación de un proyecto político que busca controlar por completo el
Estado.
El Futuro democrático de Venezuela depende hoy de la conducción y
decisiones de la nueva mayoría opositora, generando dos caminos para el país: Escuchar
al sector radical y responder a las provocaciones del Gobierno acentuando la
polarización. O generar las condiciones para recuperar la institucionalidad,
mejorar la situación económica y recuperar la seguridad para un futuro cambio
de Gobierno Nacional.