El primer Mensaje a la Nación del
Presidente Pedro Pablo Kuczynski ha sorprendido a la clase política y a la
ciudadanía en general. Un mensaje claro, sencillo y bien estructurado, basado
en 6 ejes o compromisos con el pueblo peruano y una narración de visión de
futuro hacia el Bicentenario de la Independencia; ha marcado la diferencia con
respecto a los mensajes de sus antecesores dedicados a una larga lista de
promesas y proyectos.
Con un tono conciliador el
presidente ha reconocido la precariedad de la votación que le permitió ganar la
contienda electoral - agradeció a los que votaron por él en primera y segunda
vuelta y a los que NO votaron por él - y a la vez se permitió plasmar la visión
general que espera desarrollar en su gobierno rumbo al Bicentenario
Republicano. Además de mantener continuidad y coherencia con sus propuestas de
campaña electoral a través de detallar sus propuestas de Revolución Social y de
modernización del Perú.
Consciente de que deberá
enfrentarse a una mayoría opositora tanto por el lado del Fujimorismo – que
hará sentir su mayoría de 73 parlamentarios - y buscará convertir a Keiko
Fujimori en presidenta en el 2021, como por el lado del Frente Amplio que
acentuará sus diferencias políticas con el gobierno conforme se acerquen las
elecciones regionales de 2018 y las elecciones generales de 2021 y se presenten
coyunturas que contrapongan sus visiones económicas, sin contar al resto de
organizaciones políticas que buscarán diferenciar sus perfiles ante la
proximidad de las elecciones; el Presidente PPK buscó hablarle a la ciudadanía
permitiéndose no dar una rendición de cuentas sino un mensaje esperanzador que
presente a los ciudadanos su estilo y propuesta de gobierno en sintonía de
concretar los ideales republicanos.
A través de 6 compromisos de
Estado: Llevar agua y desagüe a todos los peruanos; prestar un servicio de
educación pública de calidad, que abra el mundo a millones de jóvenes; prestar
un servicio de salud pública sensible al enfermo, oportuno y eficaz; formalizar
el país, hasta el máximo posible; construir infraestructura para el desarrollo
que con tanta urgencia necesitamos; y liberar a nuestra patria de la corrupción,
de la discriminación, de la inseguridad, del delito, luchando con toda transparencia
contra estos flagelos históricos.
Pero lo más importante, el
mensaje no solo se quedó en papel o discurso, fue acompañado por la
demostración durante su toma de mando como Jefe de Estado, del estilo que lo
acompañará durante los próximos 5 años. Un estilo sencillo, de un hombre mayor
con sonrisa y risa fácil que rompe protocolos para acercarse a la gente,
explica una y otra vez sus ideas y posturas, mantiene convicciones sin caer en
autoritarismo, revalora los ideales republicanos y busca devolverle la majestad
que siempre debe tener toda Presidencia de la República. Es imprescindible que su
equipo siga su ejemplo y estilo para darle coherencia a todo el Poder
Ejecutivo, tanto en el enfoque de modernidad como en la manera cercana de
gobernar.
Por azares del destino un 22 de
noviembre del año 2000, Valentín Paniagua, entonces parlamentario asumía de
manera transitoria la Presidencia de la República con el principal encargo de
levantar de la bancarrota moral al país luego del gobierno autoritario de
Alberto Fujimori y garantizar una nueva etapa de democracia para el Perú. Fue
un gobierno breve que logró tareas importantes: organizar elecciones
democráticas, devolver la independencia a los poderes del Estado y recuperar la
importancia de los valores republicanos. Si bien reformar totalmente el sistema
político y modificar la Constitución Política - entendida como el principal
pacto social que permite la convivencia de los ciudadanos - fueron aspectos
pendientes de este gobierno; lo avanzado fue significativo para el progreso
nacional debido al esfuerzo de su destacable equipo ministerial y principalmente
gracias al liderazgo del Presidente Paniagua, un hombre honrado de estilo
sencillo y republicano que supo devolverle la esperanza a un país en uno de sus
peores momentos históricos.
Hoy 16 años después, Pedro Pablo
Kuczynski, en circunstancias distintas - nadie hace un año esperaba o podía
predecir su triunfo - logró convertirse en presidente de la República luego de
imponerse por ajustada diferencia a la reivindicación del legado del
Fujimorismo, viene demostrando que a pesar de ser un mal candidato puede
convertirse en un buen presidente. Hombre de estilo sencillo, alegre y
republicano recibe el mandato en democracia de concretar una revolución Social,
iniciar la modernización del país y asegurar el camino al desarrollo del Perú.
Mantengamos en el centro la Esperanza.