viernes, 29 de julio de 2016

¿Una Segunda Transición Democrática?


El primer Mensaje a la Nación del Presidente Pedro Pablo Kuczynski ha sorprendido a la clase política y a la ciudadanía en general. Un mensaje claro, sencillo y bien estructurado, basado en 6 ejes o compromisos con el pueblo peruano y una narración de visión de futuro hacia el Bicentenario de la Independencia; ha marcado la diferencia con respecto a los mensajes de sus antecesores dedicados a una larga lista de promesas y proyectos.

Con un tono conciliador el presidente ha reconocido la precariedad de la votación que le permitió ganar la contienda electoral - agradeció a los que votaron por él en primera y segunda vuelta y a los que NO votaron por él - y a la vez se permitió plasmar la visión general que espera desarrollar en su gobierno rumbo al Bicentenario Republicano. Además de mantener continuidad y coherencia con sus propuestas de campaña electoral a través de detallar sus propuestas de Revolución Social y de modernización del Perú.

Consciente de que deberá enfrentarse a una mayoría opositora tanto por el lado del Fujimorismo – que hará sentir su mayoría de 73 parlamentarios - y buscará convertir a Keiko Fujimori en presidenta en el 2021, como por el lado del Frente Amplio que acentuará sus diferencias políticas con el gobierno conforme se acerquen las elecciones regionales de 2018 y las elecciones generales de 2021 y se presenten coyunturas que contrapongan sus visiones económicas, sin contar al resto de organizaciones políticas que buscarán diferenciar sus perfiles ante la proximidad de las elecciones; el Presidente PPK buscó hablarle a la ciudadanía permitiéndose no dar una rendición de cuentas sino un mensaje esperanzador que presente a los ciudadanos su estilo y propuesta de gobierno en sintonía de concretar los ideales republicanos.

A través de 6 compromisos de Estado: Llevar agua y desagüe a todos los peruanos; prestar un servicio de educación pública de calidad, que abra el mundo a millones de jóvenes; prestar un servicio de salud pública sensible al enfermo, oportuno y eficaz; formalizar el país, hasta el máximo posible; construir infraestructura para el desarrollo que con tanta urgencia necesitamos; y liberar a nuestra patria de la corrupción, de la discriminación, de la inseguridad, del delito, luchando con toda transparencia contra estos flagelos históricos.

Pero lo más importante, el mensaje no solo se quedó en papel o discurso, fue acompañado por la demostración durante su toma de mando como Jefe de Estado, del estilo que lo acompañará durante los próximos 5 años. Un estilo sencillo, de un hombre mayor con sonrisa y risa fácil que rompe protocolos para acercarse a la gente, explica una y otra vez sus ideas y posturas, mantiene convicciones sin caer en autoritarismo, revalora los ideales republicanos y busca devolverle la majestad que siempre debe tener toda Presidencia de la República. Es imprescindible que su equipo siga su ejemplo y estilo para darle coherencia a todo el Poder Ejecutivo, tanto en el enfoque de modernidad como en la manera cercana de gobernar.

Por azares del destino un 22 de noviembre del año 2000, Valentín Paniagua, entonces parlamentario asumía de manera transitoria la Presidencia de la República con el principal encargo de levantar de la bancarrota moral al país luego del gobierno autoritario de Alberto Fujimori y garantizar una nueva etapa de democracia para el Perú. Fue un gobierno breve que logró tareas importantes: organizar elecciones democráticas, devolver la independencia a los poderes del Estado y recuperar la importancia de los valores republicanos. Si bien reformar totalmente el sistema político y modificar la Constitución Política - entendida como el principal pacto social que permite la convivencia de los ciudadanos - fueron aspectos pendientes de este gobierno; lo avanzado fue significativo para el progreso nacional debido al esfuerzo de su destacable equipo ministerial y principalmente gracias al liderazgo del Presidente Paniagua, un hombre honrado de estilo sencillo y republicano que supo devolverle la esperanza a un país en uno de sus peores momentos históricos.

Hoy 16 años después, Pedro Pablo Kuczynski, en circunstancias distintas - nadie hace un año esperaba o podía predecir su triunfo - logró convertirse en presidente de la República luego de imponerse por ajustada diferencia a la reivindicación del legado del Fujimorismo, viene demostrando que a pesar de ser un mal candidato puede convertirse en un buen presidente. Hombre de estilo sencillo, alegre y republicano recibe el mandato en democracia de concretar una revolución Social, iniciar la modernización del país y asegurar el camino al desarrollo del Perú. Mantengamos en el centro la Esperanza.


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