domingo, 31 de mayo de 2015

El dilema de las Izquierdas en el 2016


Con el retorno de la democracia con la caída del régimen fujimorista, muchos partidos “tradicionales” recobraron protagonismo en las elecciones generales, regionales y municipales de la primera mitad de la primera década de este siglo; este fue el caso del APRA, AP y PPC que con diferentes estrategias cobraron relevancia política en estos diferentes espacios. Pero hubo una excepción: las izquierdas no tuvieron el relativo éxito o recuperación de los demás partidos al permanecer relegada del debate público y al no tener una opción electoral concreta de importancia.

A pesar de la fortaleza que demostró con Izquierda Unida, las izquierdas en el Perú no lograron recuperarse al mismo ritmo que el resto de partidos por factores tanto internos como externos. En el caso de los factores internos: la tensión ideológica entre sus diferentes corrientes, el caudillismo exhibido por sus más importantes representantes y sus problemas para representar a nuevos sectores sociales; sumados a los factores externos: la presión por la violencia del terrorismo de Sendero Luminoso, la persecución por parte del Estado gobernado por el Fujimorismo y la campaña de desprestigio de la política durante la década de 1990, hicieron que las izquierdas se vean reducidas a su mínima expresión.

Desde esta época se vieron 2 corrientes políticas: un sector relacionado a las organizaciones sociales decidió reafirmar un perfil más clasista, lo que los llevó a la marginalidad y otro más cercano a posiciones reformistas y socialdemócratas se unió a coaliciones muy amplias para enfrentar el autoritarismo fujimorista perdiendo así su perfil político. Son estas mismas corrientes las que van a buscar recuperar participación en las siguientes elecciones democráticas pero no lograrán constituir una candidatura propia; pero muchos de los cuadros políticos de la izquierda reformista van a llegar a cargos de poder tanto en el ejecutivo y legislativo durante el Gobierno de Alejandro Toledo. Por el lado de la izquierda más radical su participación va a estar centrada en las organizaciones sindicales y movimientos de protesta en confrontación con el gobierno nacional; además del caso del MNI que postuló a las elecciones regionales y municipales sin mayor éxito.

El dilema entre la subordinación y la marginalidad1 se va a ver presente nuevamente en las elecciones generales del 2006, dos grandes tendencias se van a perfilar en la fragmentada izquierda: de un lado, algunos sectores levantaron un perfil más moderado expresándose en el Partido de la Democracia Social (PDS)2, que finalmente postuló con el nombre de Concertación Descentralista (CD). De otro lado, los sectores que provenían de la tradición más radical intentaron procesos de unificación, pero finalmente dieron lugar a dos organizaciones: de un lado el MNI y, del otro, el Partido Socialista (PS), formado sobre la base de sectores antes vinculados al PUM. Los resultados electorales fueron desastrosos: CD obtuvo apenas el 0.62% de los votos en la elección presidencial, el PS el 0.49%, y el MNI el 0.27%, con sus candidatos Susana Villarán, Javier Diez Canseco y Alberto Moreno, respectivamente. En el congreso, el PS obtuvo el 1.24%, el MNI el 1.23%, y CD el 0.85%, y no lograron elegir ningún representante. Como consecuencia de estos resultados, todos estos grupos perdieron su registro electoral.

Con la participación de Ollanta Humala se abrirá un nuevo escenario: ciertas personalidades se van a sumar a su candidatura al ver que representaba a los sectores descontentos con el sistema económico, tanto en las elecciones del 2006 y 2011. Es durante este periodo que va a surgir como un nuevo esfuerzo electoral, el Partido Descentralista Fuerza Social (FS), que logrará ganar la alcaldía metropolitana y alcaldías en las regiones del país; agrupando a los sectores moderados de la izquierda. El PS, el Colectivo Ciudadanos por el Cambio (CxC) y el Partido Comunista Unidad (PCP) se sumarían a la propuesta del Partido Nacionalista de Ollanta Humala y constituirán Gana Perú para participar en las elecciones del 2011, elecciones que luego de un esfuerzo de convocatoria ganarían con un 51% de los votos y llevarían a estos sectores al poder. En el caso de Fuerza Social, luego de rechazada una alianza con Perú Posible, participaron en las elecciones con lista propia y perdieron la inscripción.

Ollanta Humala, una vez en el gobierno comenzó un viraje político conversador, apartando a las izquierdas que lo apoyaron del ejecutivo en menos de 3 meses. Comenzado el 2012 un grupo de parlamentarios liderado por Javier Diez Canseco3, se separaría en el parlamento, debido a sus medidas autoritarias y conservadoras. Para fines de ese año, empezaría un proceso de recomposición de fuerzas de izquierda, Fuerza Social, el PCP, el PS y CxC conformarían un primer esfuerzo con Fuerza Ciudadana para encarar el proceso de Revocatoria contra Susana Villarán, hecho político que se evitaría con el apoyo de sectores de centro. Pero es en Junio de 2013 que aparecerá una ilusión de unidad con la convocatoria del Frente Amplio de Izquierda, que agrupó a los partidos de Fuerza Ciudadana, sumados al PCP Patria Roja y el Movimiento Tierra y Libertad. Este proyecto político comenzaría al poco tiempo a demostrar conflictos agravados por las elecciones regionales, que dieron resultados negativos en donde se presentó electoralmente el frente y solo pudo mantener el Gobierno Regional de Cajamarca con MAS.

Finalizando el 2014 el dilema permanente de la izquierda terminará por disolver el proceso unitario, generando la retirada de 5 de los 6 partidos integrantes; generando un cisma por desacuerdos en las estrategias electorales y por el personalismo de la política actual. Con el 2015 el Frente Amplio impulsado por Tierra y Libertad, logrará la adhesión del novísimo movimiento SEMBRAR liderado por la parlamentaria Verónika Mendoza, y el movimiento estatista Pueblo Unido; el PS decidió abogar por la unidad total de la izquierda y el resto de partidos (FS, CXC, PCP, Patria Roja) formarán una nueva alianza con el partido Humanista de centro izquierda, tomando el nombre de Únete Perú, para convocar a sectores desde el centro hacia la izquierda. Además de la aparición del Bloque Nacional Popular, conformado por disidentes del nacionalismo, siguiendo el liderazgo del parlamentario Sergio Tejada con el objetivo de convocar a una amplia unidad.

Finalmente como vemos ambas corrientes se han expandido integrando cada uno de los frentes actuales, agudizando de esta forma las contradicciones en la fragmentada izquierda, afectada por el trauma de la unidad, que finalmente parece encarar las elecciones del 2016 con dos opciones electorales por un lado Únete Perú: con precandidatos como Yehude Simon, Gregorio Santos y Susel Paredes; y por otro lado Frente Amplio: con precandidatos como Marco Arana y Verónika Mendoza que corren el riesgo de no tener el protagonismo deseado y quedar reducidos a la irrelevancia política, muy dura en contextos de la actual antipolítica. 


1 La Izquierda en el Perú: Vagones sin Locomotora. Martín Tanaka (2009) Instituto de Estudios Peruanos.
2 Inspirado gruesamente en planteamientos de “tercera vía” o “camino alternativo”. Al respecto ver Bresser et.al. , 1993; Giddens, 1998; Gomes y Unger, 1998; Castañeda et.al., 1998.
3 Luego de la Crisis Política por el manejo gubernamental en el Conflicto Minero Conga y el viraje conversador del presidente Ollanta Humala.

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