domingo, 15 de enero de 2017

La Necesaria Renovación del Partido Aprista Peruano


El Partido Aprista Peruano es sin duda el más conocido partido político del Perú, producto de sus más de 90 años de existencia y presencia permanente como protagonista principal del sistema político peruano. Bajo el liderazgo de Víctor Raúl Haya de la Torre, su fundador, luchó contra dictaduras buscando obtener legalidad y acceso al gobierno; participando a nivel parlamentario en cortos periodos democráticos en una constante pugna contra el poder militar y oligárquico existente. Haya de la Torre lograría conducir a su partido como líder máximo hasta su muerte en 1979, lo que obligó a una obligatoria sucesión del liderazgo principal.

El liderazgo fue disputado entre Armando Villanueva y Andrés Towsend en el contexto de las elecciones presidenciales de 1980, resultando un proceso que afectó la cohesión del partido y donde si bien Villanueva ganó y se convirtió en candidato presidencial, terminó con la disidencia de Towsend y su sector de las filas partidarias. Ante el fraccionamiento del partido, el proceso de sucesión resultaba insuficiente y se hizo necesario un proceso de renovación con recambio generacional. 

Buscando lograr ser gobierno, Villanueva apoyó en la interna a un joven Alan García para primero ser secretario general del partido y luego candidato presidencial. Alan García, un joven y hábil candidato, lograría llevar al APRA al Gobierno Nacional con el 53% de los votos, y de esta manera empezaría a construir un liderazgo partidario indiscutible. Sus dotes de gran orador y dominio del manejo político le permitirían eclipsar otros liderazgos emergentes (Carlos Roca, Jorge Del Castillo, etc.), asegurando una estructura estable de líder principal y mandos medios definidos, similar a la anteriormente existente en tiempos de Haya.

El auspicioso acceso al gobierno significó una oportunidad de magnificación del liderazgo de García, mitificando su actuación política ante la militancia y proyectando la carrera política partidaria. Pero ser gobierno en la década de los años 80, le generó un fuerte desgaste al PAP. La crisis económica, la violencia terrorista, la corrupción y la mala gestión fueron problemas que afectaron al PAP de distintas formas, si bien Luis Alva Castro obtuvo el 22% de los votos, se vio relegado por el FREDEMO y la irrupción de Cambio 90 con el liderazgo del Outsider Alberto Fujimori en las elecciones de 1990.

El ascenso de Fujimori al gobierno, en el mediano plazo no trajo buenas noticias para el PAP; el nuevo gobierno implementó una estrategia antipartido y una campaña de cuestionamiento a todos los partidos, disolviendo al Congreso y lanzando la reelección presidencial de Fujimori. Alan García huyó del país por la persecución política y los cuestionamientos del gobierno. Este cambio de escenario afectó al PAP, que ante la ausencia de García, obtuvo un 4% de los votos y una reducida representación parlamentaria. El gobierno autoritario de Fujimori buscaba eliminar a la oposición y el PAP sufrió esa persecución durante toda la década. Ante la debacle del Gobierno Fujimorista, se formó un gobierno de transición y se hizo un llamado a elecciones presidenciales. García volvería para participar en las elecciones de 2001, obtendría un 25% de los votos en primera vuelta y participaría de la segunda vuelta donde obtendría el 46% de los votos.

Tabla 1: Resultados Electorales del Partido Aprista Peruano en las Elecciones Presidenciales


1980
1985
1990
1995
2000
2001
2006
2011
2016
APRA
27.2%
53.1%
22.5%
4.1%
1.3%
25.7%
24.3%
-
5.8%

Fuente: Datos de ONPE. Elaboración Propia.

Este resurgimiento electoral del APRA, reforzaría nuevamente el liderazgo interno de García en el partido, estableciendo el postulado de que “solo Alan García podría conducir al poder al APRA”. Este resurgimiento se extendería a los niveles subnacionales con las nuevas elecciones regionales y municipales dando positivos resultados al partido. Así el liderazgo de García se mantenía por 15 años, sin mayor cuestionamiento y un apoyo de la dirigencia y la mayoría de bases, que con la mira en las elecciones, olvidaron la posibilidad del proceso de renovación total que debe existir en un partido político para fortalecerse. 

La victoria de García en las elecciones de 2006, no hizo más que ratificar este panorama en el partido. Pero el resurgimiento electoral del APRA empezó a demostrar sus limitaciones, el partido perdió varias posiciones en el Sólido Norte, incluyendo la ciudad de Trujillo, principal bastión del aprismo, frente a nuevos movimientos políticos. A pesar de tener el control del Gobierno Nacional, el APRA poco pudo hacer para recuperar su posicionamiento en el mapa político y las siguientes elecciones solo confirmaban esta situación. 

El segundo gobierno de García obtuvo mejores evaluaciones que el anterior, realizó considerable obra pública y aseguró el crecimiento económico del país, pero no pudo separarse de los escándalos y de las acusaciones de corrupción. Este mejor escenario auguraba que el partido tuviera mejores condiciones para participar en las elecciones de 2011, pero por discrepancias en la dirigencia terminó por participar sin candidato presidencial y obtener solo 4 parlamentarios.

Tabla 2: Parlamentarios Electos por el Partido Aprista Peruano en las Elecciones Legislativas


1980
1985
1990
1995
2000
2001
2006
2011
2016
Diputados
58
107
53






Senadores
18
32
17






Congresistas
-
-
-
8
6
28
36
4
5

Fuente: Datos de ONPE. Elaboración Propia.

El llamado a un proceso de renovación parecía urgente debido al fracaso electoral, pero la influencia de una posible nueva candidatura de García terminó por postergar este proceso. Las elecciones subnacionales de 2014 no fueron tomadas con importancia por la dirigencia, que cosechó malos resultados; pero vio un factor extraño debido a la buena performance de Enrique Cornejo, quien participó sin mayor apoyo en la competencia por la alcaldía de Lima. Cornejo obtuvo el segundo lugar con el 17% de los votos; con una campaña con limitaciones, el apoyo principal de las bases y su capacidad profesional personal fueron sus fortalezas. Este elemento alteró en parte el statu quo en el partido aprista. 

En medio del conflicto de García con el Gobierno de Humala, los pasivos del gobierno anterior cobraron mayor fuerza ante la opinión pública, las acusaciones en torno a los casos de los Petroaudios y Narcoindultos comenzaban a afectar las posibilidades de García. 

A pesar de eso, la eventual candidatura presidencial de García empezó a concretarse logrando una alianza con el Partido Popular Cristiano, bajo la plataforma de Alianza Popular. García postulaba con Lourdes Flores como compañera de fórmula presentando una propuesta de continuidad responsable ante los electores. Pero esta alianza no contó con el apoyo de varias figuras del PPC (Alberto Beingolea, Marisol Pérez Tello, etc.), desconfianza de las bases de ambos partidos históricos y problemas de coordinación interna con los movimientos regionales. Estos factores en el plano interno, más los cuestionamientos a la candidatura de García, sumados a los problemas de reacción o respuesta del candidato lo llevaron a quedar en quinto lugar y obtener el 5% de los votos. 

Ante esta contundente derrota, el mito de García como candidato imponente se vio roto y el llamado a una renovación cobró mayor vigencia. García renunció a su cargo de presidente del partido e hizo un llamado a una renovación partidaria. Las bases empezaron a presionar a la dirigencia y se hizo la convocatoria al Congreso del Partido para renovar la dirigencia en especial la secretaría general. El excandidato municipal Enrique Cornejo, el exparlamentario César Zumaeta, la exministra Nidia Vílchez, el dirigente Carlos Roca y el ex candidato al parlamento andino Renzo Ibáñez lanzaron sus candidaturas para las elecciones internas. Pero problemas administrativos y pugnas por el poder hicieron que el proceso constantemente se postergue y se genere una situación de incertidumbre en el proceso electoral interno. El Congreso ha sido pospuesto más de 3 veces y la última convocatoria para febrero ha sido dejada sin efecto por la Comisión Política presidida por Alan García. 

El llamado a un Plenario Nacional parece por el momento un camino de solución ante este entrampamiento, ocasionado por una dirigencia que no termina de irse y un proceso de renovación que no termina ni siquiera de llegar. 

Toda institución debe trascender a los individuos que la conforman, solo así garantiza una verdadera institucionalización, no basta con durar en el tiempo sino que la institución debe adquirir valor por sí misma. Dejar de depender de un liderazgo absoluto e indiscutible hasta la muerte física o electoral, sería un primer paso para afrontar este proceso renovador. 

El Partido Aprista Peruano no solo necesita un nuevo liderazgo que le permita competir electoralmente, necesita renovar su estructura y dirigencia a nivel nacional, modernizar su organización, actualizar su ideología y programa para articular su discurso, definir su posicionamiento político y principalmente darle el poder a sus militantes para que decidan democráticamente el rumbo que desean tomar ante el futuro. La renovación hoy es vital para su sobrevivencia política.


No hay comentarios:

Publicar un comentario