En
las últimas semanas UNASUR ha tenido un gran protagonismo mediático, aunque
también desde meses anteriores lo tuvo, por acontecimientos polémicos en el
desarrollo de la vida democrática suramericana, ha puesto en tela de juicio el papel
e importancia de este organismo multilateral. Es cierto que existen muchos
aspectos negativos y controvertidos en esta entidad, que abordaré en adelante,
pero quisiera comenzar con los puntos positivos para ir desarrollando un poco
el entendimiento de la situación actual y tratar de analizar el futuro político
de esta institución.
UNASUR
se forma oficialmente con el acta constitutiva en el año 2008, venía de un
proceso preparatorio previo desde el 2004 donde en sucesivas reuniones se iba trazando
y construyendo la idea de esta entidad, cuyo principal objetivo es la
integración de la región suramericana, inspirada en el ejemplo de la Unión
Europea (UE), por lo que podemos percatarnos de que es un organismo nuevo y aún
no ha concluido su etapa formativa e institucional.
En
los aspectos positivos que me he referido destaco la intención de formar un
espacio de diálogo entre países con muchos vínculos comunes, lo que nos
llevaría a evitar conflictos entre los Estados miembros y fomentar la paz; así
como lograr una independencia y autonomía política ante el resto del mundo
globalizado, siendo de mayor utilidad formar un bloque que pueda entablar
acuerdos con otras naciones o bloques ya existentes; en el plano material y
constructivo lograr la integración energética, comercial, vial, defensa y el
plano del desarrollo científico-tecnológico.
Pero
existen aspectos negativos graves y muy graves que afectan el desarrollo de
este organismo. Desde su formación ha dependido-como casi todo en
Latinoamérica- de la conducción de los gobernantes de turno, lo que mella algún
intento de institucionalidad, tomando en cuenta la precariedad de muchas
repúblicas integrantes, tales son los caos de Bolivia, Ecuador, Venezuela, y de
alguna manera Colombia y Perú; que desde el inicio comprometen la autonomía del
propio organismo y su desenvolvimiento en el plano político.
Las
crisis en Paraguay y Venezuela, han puesto a prueba la conducción y el futuro
de UNASUR; en cada una se tomó una actitud distinta ante un mismo problema, “la
legitimidad de los gobiernos y Estados” en entredicho. Referirme a los dos temas
creo sería redundante, ya que se analizado ya bastante sobre estos y ha
permitido llegar a conclusiones que no dejan bien parados a los gobernantes
involucrados.
El
completo funcionamiento de sus instituciones es una tarea aún pendiente, como
el parlamento suramericano, para de esa manera corregir los errores de este
organismo al existir una mayor representatividad en la toma de decisiones, para
de esa manera preservar su esencia; y consolidar sus instancias, normativas,
reglas y entidades. No hay que olvidar que construir la unidad integradora tomó
mucho tiempo a Europa-siendo del primer mundo- y que hasta hoy sigue teniendo
ciertos problemas que la amenazan, es por eso que es indispensable que se
complete de manera correcta sus mecanismos dejando a un lado tintes políticos
para pensar en políticas de estado.
Para
terminar es preciso llamar la atención de los presidentes de turno, por sus
medidas tomadas y aplicadas, no vayan a lograr que todo lo que se avanzado,
caiga en saco roto y termine por acabar desintegrando el más reciente esfuerzo
de integración suramericana.
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