Los ciudadanos de Estados Unidos
de América se aprestan a elegir en 8 meses a su próximo presidente, pero antes
deben esperar al proceso interno de primarias tanto en el Partido Demócrata
como en el Partido Republicano, que hasta el momento genera gran incertidumbre
y que deberá concluir en el mes de julio con la proclamación de los 2
principales candidatos que competirán por ser el próximo huésped de la Casa
Blanca.
Desde inicios de febrero las
primarias o proceso de caucus han generado para el público en general gran
incertidumbre que nos adentran a una campaña cada vez más intensa. Donde se
enfrentan los candidatos conocidos como Outsiders con los candidatos preferidos
por el establishment tanto Republicano como Demócrata.
En el lado demócrata hasta el
momento la contienda ha traído resultados sorpresivos que hacen presagiar un
reñido duelo entre la exsecretaria de Estado Hillary Clinton y el senador
Bernie Sanders, quien ha amenazado el seguro triunfo de Clinton que marcaban
todas las encuestas, obligando a la candidata a luchar con mayor fuerza por su
nominación. Clinton ha logrado imponerse por estrecho margen en las primarias
de Iowa y Nevada, frente a la amplia victoria de Sanders en New Hampshire. Una
mención aparte merecen los continuos debates Clinton-Sanders sobre el
significado o esencia de ser progresista en EE.UU, el futuro del partido
demócrata y el futuro del nuevo gobierno; que sin duda acompañan el ritmo de
una campaña que revive la esperanza en un gran sector del electorado.
En el lado republicano hasta el
momento se confirma el rebelde liderazgo de Donald Trump que causa pánico al
establishment del partido más acostumbrado a un candidato conservador pero
políticamente correcto, Trump se presenta ante sus seguidores como el único que
puede devolverle el liderazgo, según él, perdido por los EE.UU. Frente al
embate de Trump, no logra concretarse una candidatura alternativa que impulse
el voto conservador pero que no cause amenazas para la maquinaria del partido.
Hasta el momento las primarias han servido para descartar candidatos como la
ejecutiva Carly Fiorina, el gobernador Chris Christie o Rick Santorum y la reciente renuncia de Jeb Bush; quien
nunca logró encontrar su lugar en esta campaña. Trump pese a la derrota sufrida
en Iowa, logró una victoria clara en New Hampshire, dejando en claro su
liderazgo y su capacidad de movilizar votantes; frente a esto el liderazgo
alternativo oscila entre los candidatos Ted Cruz, Marco Rubio y John Kasich,
demostrando un espacio aun dividido y vacío que puede marcar la diferencia en
la contienda.
¿Donald Trump logrará ser elegido
candidato republicano? ¿Se logrará un liderazgo alternativo que logre la
nominación en el partido republicano? ¿Hillary Clinton logrará ser la primera
mujer en ser candidata del partido demócrata? ¿Bernie Sanders, declarado abiertamente
socialista, logrará ser el candidato del partido demócrata? ¿Quién ganará la
presidencia de los EE.UU? Todas estas preguntas por ahora son muy difíciles de
responder con seguridad en una todavía temprana contienda donde la xenofobia, el
conservadurismo, la protesta han marcado los discursos y debates pero también
donde van apareciendo la alegría, la renovación, la libertad y la esperanza;
que demuestran la vitalidad y firmeza de la democracia en los EE.UU.
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