Desde que se comenzaron a conocer
las precandidaturas presidenciales que demuestran las distintas facciones al
interior del partido republicano, Donald Trump se convirtió en un fenómeno
mediático y político que amenazaba con ser el candidato presidencial
republicano. Ovacionado por sus seguidores, hartos del establishment
republicano, empezaron a seguir las propuestas altamente populista de este
multimillonario. Odiado por el establishment del partido, que ven con horror su
falta de respeto a las formas internas y externas de la política.
El inicio del proceso de
primarias o proceso de caucus no hizo más que confirmar el apoyo al rebelde
liderazgo de Donald Trump que causa pánico al establishment del partido, más
acostumbrado a un candidato conservador pero políticamente correcto. Trump se
presenta ante sus seguidores como el único que puede devolverle el liderazgo,
según él, perdido por los EE.UU; con un discurso machista, racista y xenofóbico
que es noticia a nivel internacional y vergonzoso para la democracia liberal
más importante del mundo.
Frente al embate de Trump, no ha
logrado concretarse una candidatura alternativa que impulse el voto conservador
pero que no cause amenazas para la maquinaria del partido. Hasta el momento las
primarias han servido para descartar candidatos como la ejecutiva Carly
Fiorina, el gobernador Chris Christie, el senador Rick Santorum, el
exgobernador Jeb Bush, el médico Ben Carson y recientemente el representante Marco
Rubio, derrotado en su estado natal, Florida.
Trump pese a la derrota sufrida
en Iowa, logró una victoria clara en New Hampshire, dejando en claro su
liderazgo ganador y su capacidad de movilizar votantes; frente a esto el
liderazgo alternativo oscilaba entre los candidatos Ted Cruz, Marco Rubio y
John Kasich, demostrando un espacio aun dividido y vacío que parecía poder
marcar la diferencia en la contienda. Luego de dos sucesivas jornadas conocidas
como “SuperMartes”, Trump siguió avanzando en la mayoría de estados, derrotando
a Marco Rubio en Florida por amplio margen. Y dejando el liderazgo alternativo
por definirse entre Cruz y Kasich. Esta tendencia se ha venido confirmando con
la victoria de Trump en 17 estados, frente a Ted Cruz que ganó en 7 estados y a
John Kasich ganó en 1 estado.
Si bien Trump mantiene su
liderazgo y una amplia ventaja para ser elegido, la maquinaria del partido se
ha activado iniciando una campaña en su contra, para impedir que sea elegido en
la convención republicana. Pese a todo esto, Donald Trump aparece como el
virtual candidato presidencial del partido republicano, para alegría u horror
de sus partidarios.
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