domingo, 11 de septiembre de 2016

El Dilema del Periodismo: Entre la Imparcialidad y el Compromiso


Para el Curso de Poder Político y Medios de Comunicación         30 de Junio de 2016

Profesora: Dra. María del Pilar Tello Leyva                          

Con el auge de las democracias en el contexto de un mundo moderno y globalizado, el periodismo y los medios de comunicación han cobrado vital importancia como agentes de información y de decisión para la sociedad. Los medios de comunicación dependiendo las circunstancias han optado por ser grupos de presión en base a determinados intereses, férreos fiscalizadores de las disposiciones y planes del poder político, detentadores de la agenda mediática o agentes de investigación de los problemas sociales. 

Por su parte los periodistas como individuos o partes de un sistema mediático guiado por los intereses de los dueños de medios, ven complicado el papel que desean cumplir, entrando a elegir entre desempeñar con compromiso el rol del periodismo en base a valores y principios en la sociedad o a ser voceros del medio de comunicación en el que laboran.

Es en este complejo y dinámico sistema, donde surge un debate sobre el rol del periodista: entre quienes solo desean centrar su participación y análisis sobre la información en la necesidad de elementos como la imparcialidad, la objetividad, la independencia y la neutralidad; frente a quienes consideran que el periodista tiene una misión mayor que vaya más allá de los elementos mencionados y esté relacionada a la dignidad y el servicio a la comunidad, a la justicia social, a la soberanía de los pueblos y a las libertades.

Discusión constante y presente en todos los medios de prensa donde día a día esta pugna se hace presente para los periodistas en su relación con la sociedad que los sigue y con los medios de comunicación que los contratan.

Es cierto que el periodista siempre tendrá la tentación de dejarse llevar por los oropeles palaciegos, bien por razones económicas, por sumisión al poder, o simplemente por la tendencia a considerar más veraz y valiosa la información sólo porque procede de los centros del poder. 

Pero hay que recordar que existe una obligación social, un compromiso, una especie de juramento que consiste en sacar a la luz, en informar, sobre tantas luchas de hombres y mujeres que combaten por su supervivencia y dignidad para sacar adelante a sus familias, a sus pueblos o sociedades.

Seguir este compromiso nos ha permitido a nivel mundial denunciar los abusos de las guerras de Irak, Afganistán y Siria; denunciar las violaciones a los derechos humanos en Medio Oriente, Asia y América Latina; la colonización por parte del gobierno de Israel de los territorios de Palestina y los crímenes del extremismo islámico; y las tramas de corrupción en América Latina y Europa.

Porque si seguimos esperando que los grupos de poder que alientan la llamada imparcialidad se preocupen por los problemas de nuestra sociedad, llegaremos al fin de la historia y no lograremos nada. Estos grandes medios alardean de objetividad, pero sus páginas y espacios informativos se reservan al oropel, al lujo y al glamour de famosos y grandes fortunas que identifican de esta forma como modelos a admirar. Estos medios de comunicación comerciales no son soportes neutrales de información, ellos militan y hacen apología de un modelo económico concreto en el que se desenvuelven y del que obtienen beneficios, bien para su propia empresa o para la casa matriz accionista. 

Frente a ello, no se trata de que desde el compromiso del periodista el periodismo se convierta en panfleto, por ningún motivo se puede perder el rigor ni la información contrastada de la noticia para asegurar la veracidad. Lo que reivindicamos nuevamente es la recuperación de la dignidad y el servicio a la comunidad, a la justicia social, a la soberanía de los pueblos y a las libertades.

El contexto peruano a manera de ejemplo es el medio perfecto para ilustrar este dilema. Por una parte la fiscalización de la prensa, ante la ineficiencia del Poder Legislativo y Judicial en esa materia, ha permitido alertar sobre irregularidades y corrupción desde la recuperación de la democracia; pero ante la amenaza de caer en actitudes de un periodismo de consigna o identificación política, donde se busca fiscalizar con mayor dureza a determinado grupo político y no a todos los grupos políticos en una posición coherente en la lucha anticorrupción. 

Para remitirnos a los últimos 5 años; los periodistas y los medios de comunicación han determinado tratar algunos casos de presunta corrupción o irregularidades con mayor o menor dureza según sea el tinte político. Casos como Lava Jato, la operación Ecoteva, las conmutaciones de penas durante el gobierno de Alan García, el financiamiento irregular del Partido Nacionalista (Caso Agendas de la Sra. Nadine Heredia) y de otras organizaciones políticas y las acusaciones en torno a la familia Fujimori y Fuerza Popular; no han sido tratados ni medidos con la misma vara. Se les debe dedicar el mismo rigor y espacio para demostrar auténtica coherencia en la lucha anticorrupción.

Por otra parte ante una elección presidencial tratada como asunto trivial por muchos sectores; periodistas como María del Pilar Tello, César Hildebrandt, Rosa María Palacios, Augusto Álvarez Rodrich, Gustavo Gorriti, Daniel Yovera, Edmundo Cruz y Mayra Albán, de distintas opciones ideológicas decidieron en diferentes circunstancias resolver este dilema y poner por delante el compromiso con los valores de la democracia, la transparencia y la ética republicana para demostrar que si es posible conectar el periodismo con el compromiso sin perder la veracidad. La historia se los reconocerá.


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